Parece que el frío ha llegado de golpe en muchos lugares y llega para quedarse. El otoño dio paso al invierno y con él, las ganas de pasar tiempo en casa, de ver una película en el sofá con la manta, de cocinar y leer bajo la ventana… Pero para eso, debemos preparar la casa y hacer que esta sea lo más acogedora posible. Y por supuesto, revisar nuestro sistema de calefacción para no pasar frío. Si te estás planteando cuál es el sistema de calefacción que más te conviene para pasar un invierno calentito, quédate con nosotros y descubre las ventajas que ofrece cada uno de ellos.
Pies calentitos con el suelo radiante
El suelo radiante es un sistema perfecto si lo que buscamos es calor en los pies. La agradable sensación de caminar sobre un suelo calentito lo proporciona este sistema de calefacción. Tiene muchas ventajas: es invisible porque todo el cableado eléctrico o de tuberías está escondido bajo el suelo y por tanto, estéticamente es perfecto. Lo mejor de todo es que el calor se distribuye de forma proporcional por toda la vivienda haciendo que sea cálida y perfecta en cuanto a temperatura. El único inconveniente es que si hay una avería, habría que levantar el suelo.
Calefacción independiente con radiadores eléctricos
Los radiadores eléctricos son otro sistema de calefacción muy extendido. Tienen el inconveniente de que la factura de la luz se dispara, pero es cierto que su instalación es muy rápida y que tan solo hace falta atornillarlos a la pared o donde los queramos instalar. Su mantenimiento es relativamente sencillo y tienen la cualidad de que podemos regular la temperatura según deseemos y de forma independiente en cada aparato. De tal forma que si queremos apagarlo en una estancia en la que casi no usemos, podemos hacerlo. Es el sistema más adecuado para lugares con climas no demasiado fríos porque proporcionan una temperatura templada perfecta. Si en la zona en la que vives hace mucho frío, tendrías que buscar otro tipo de calefacción.
Calor homogéneo con radiadores de agua
Si vives en un lugar con un clima frío, los radiadores de agua son perfectos para calentar tu hogar. Funcionan gracias al agua caliente que les llega desde la caldera de condensación y distribuyen el calor por toda la casa de forma independiente, ya que podemos regular el calor desde una sencilla rueda. Si optas por este sistema de calefacción, será necesario hacer una reforma en casa y asegurarnos de que la instalación queda bien hecha: tuberías, radiadores y por supuesto, la caldera del gas que deberá estar en perfecto estado.
Radiadores de aceite, muy fáciles de instalar
Los radiadores con aceite transmiten el calor y lo distribuyen por la vivienda a través precisamente, del aceite. Es un tipo de emisor termoeléctrico. Tiene muchas ventajas, ya que se puede instalar de forma independiente y sin obras, lo cual facilita mucho su uso. Suelen llevar incorporados un programador de temperatura para regularla y así, ahorrar energía cuando la casa esté caliente. Como inconveniente hay que destacar que es bastante caro porque requiere mucha potencia de luz pero en positivo, hay que destacar que los hay estéticamente muy bonitos.
Calor tradicional que procede de las chimeneas de leña
Las chimeneas, no lo neguemos, son un atractivo en cualquier hogar. Son bonitas, dan mucha sensación de hogar, se producen miles de conversaciones alrededor del fuego y el calor que proporcionan es perfecto y muy rápido de conseguir. Sin embargo, no todos podemos contar con esta solución: solo las viviendas con unas medidas determinadas admiten este tipo de calefacción. Hay que tener en cuenta su mantenimiento, y a nivel estético, existen tantas opciones como gustos: desde la tradicional chimenea hasta las más modernas combinadas con otro estilo más retro.
Un sistema más ecológico: los pellets
Los pellets son uno de los grandes descubrimientos en cuanto a calefacción se refiere. Se adaptan al espacio que necesitemos calentar y eso hace que gastemos solo la energía que usamos. Es importante para ello comprar la caldera con la potencia suficiente para no quedarnos cortos, también un depósito de pellet, que son desechos de madera, como astillas o virutas y esto hace que sea un sistema de calefacción más ecológico que los tradicionales que ya conocemos.